Letras tu revista literaria

martes, 24 de abril de 2012

CAPÍTULO VI DE "ASÍ EN EL CIELO"

No fui yo el único que lo hizo y no precisamente por determinación propia, no, sino motivado por el reguero de sangre que aquel dictador estaba dejando por todas la tierras de aquel país donde vine al mundo; a éste terrible e infumable desierto de seres humanos sumidos en la desgracia del anhelo y los deseos frustrados y del vivir cada día. Aunque hay algunos que pregonan teorías sobre la positividad y la esperanza, creo que un escritor premio Nobel de literatura, evidentemente, dijo algo sobre la crueldad de los hombres. Dicen que los cambios y los viajes enriquecen al hombre, en eso estoy de acuerdo, pero lo hacen cuando es el hombre quien decide los mismos, no cuando se ve obligado a emprender un viaje sin retorno dejando a sus seres queridos, si los tiene, tras de su estela, también esta forma de viaje enriquece sobre todo en el sufrimiento. ¿Las necesidades diferencian a los viajeros?

El caso es que entre un Licinio y otro lo único que los asemejaba era el nombre que con toda seguridad no era, lo que se dice, realmente corriente. Porque a qué padre o madre se le puede ocurrir cargar, con la desgracia de llamarse Licinio u Olegario, a un hijo, por citar un ejemplo, quizá el portador al cabo de oírlo durante toda su existencia se acostumbra e incluso le parecerá un nombre bonito.

A mí me parece gracioso. También me recuerda a Plinio, el viejo, un divertido señor que murió por salvar a sus prójimos, aunque no es esta la hazaña que más se debería nombrar sino la de haber sido escritor, científico, historiador, político...

Estando yo dispuesto a entrar en acción como va el ciervo, en época de berrea, y se lanza encarecidamente de cuernos contra su rival en la lucha desesperada por la realización del coito, y, con ello, perpetuar la especie; lucha encarnizada, encabritada… Ahí me encontré sin comerlo ni beberlo o sin cortarlo ni pincharlo, observando la escena que ya he contado algunas líneas más arriba o más atrás decida el lector el uso y abuso de la frase que va a decidir si era más atrás o más arriba, el caso que líneas antes he descrito la imagen; una vieja y destartalada camioneta, en la que prevalecía el color naranja sobre el óxido, se detenía frente a la cafetería a la que instantes antes acababa de entrar para disponerme a zamparme un par de donuts recién hechos (al microondas) y un espeso y humeante tazón de chocolate.

Sabiendo el resultado que la ingestión de aquel bárbaro desayuno me iba a deparar. Y el resultado, no era otro (como cada mañana desde que descubrí el antro en concreto), que salir corriendo hacia el excusado, wc, letrina, retrete, taza turca o más sofisticadamente el baño, aunque no tuviera la intención, de bañarme, precisamente, sino todo lo contrario. Por grotesco que parezca, me cagaba a chorros y ese ejercicio lo realizaba todas las mañanas como ya he dicho desde que encontré el tugurio. Algo de masoca tenía tal acción; pero qué placer es sentir el retortijón y luego, tras la espera adecuada, exacta, de lo contrario las consecuencias hubieran sido nefastas. Sabiendo el tiempo que se tarda en recorrer la distancia que existe entre el lugar donde uno se encuentra sentado y el dichoso excusado se aguanta hasta el que sabemos que es el último retortijón, el que precede la inminente expulsión en forma de pedorrera con la satisfacción que se asemeja a la de un orgasmo, al menos a mí me lo parece así. Una vez sentado sobre la taza del inodoro se me ocurrían una serie de pensamientos o ideas como por ejemplo: pensaba en los de sangre real, es que ellos no cagaban, es que ellos no tenían necesidades fisiológicas, y con ellas disfrutaban igual que cualquier hijo de vecino. O es que se permitía en cualquier novela hablar de sexo, en cualquier película se veía a la gente follando pero en muy pocas ocasiones se las veía cagando, no era eso un acto igual de sano que los demás, quizá es el acto más sano que exista, pues es sabido que de no defecar en condiciones la muerte se aproxima con una diligencia indiscriminada.
Continuará próximo capítulo el jueves día 26 de abril de 2012

Así en el cielo novela de Salvador Moreno Valencia: http://www.alvaeno.com/asienelcielo.htm