Letras tu revista literaria

viernes, 19 de noviembre de 2010

Cualquier barrio en cualquier rincón del mundo




Veo este paisaje desde mi ventana

Y creo que ha estado ahí siempre

Como una eternidad absoluta

En la que no cabe la menor duda

De otra existencia.

Los edificios con sus ojos ventanas

Y sus bocas puertas

Por las que se tragan a los inquilinos;

A las inquietas mujeres y hombres que vienen y van

Con ese eterno y cansino

Ritmo de lo cotidiano,

De lo usual, de lo establecido

Como una norma que

Nos abraza y atrapa

En su brazos asfixiando nuestras expectativas

De libertad.

Libertades distintas de las

Del hoy, día a día,

Ritmo monocorde y decadente

De los seres humanos

Que han hipotecado

Sus ilusiones, sus deseos

En pos de una falsa deidad,

Tan irreal, tan perversa

Que los destruye, sin que ellos

Puedan reconocer sus fracasos.

Veo, desde mi ventana

Enormes edificios

Que se me antojan

Cajas de zapatos en las

Que un niño jugando

Ha abierto ventanas

Para entretenerse.

Enormes cajas

Que acogen enormes pesares

Y enfermos se duermen

Los hombres

Pensando en un mañana mejor.

Sueñan con el fin de mes,

Con la paga, con comprar,

Gastar, gastar, malditos.

Ahora que ya somos

Más simples y dóciles clientes

Ríen y suenan las voces que salen

Por las ventanas.

Suenan mecánicas

Como de otro mundo

Y son las voces que llegan de las ondas,

Luces azuladas, rayos catódicos,

Se fugan por las ventanas y las voces,

Que a veces coinciden,

También se fugan por las ventanas

Hacia una incierta realidad

Volando sobre calles solitarias

E iluminadas con un color

Amarillo que invoca a la nostalgia.



II



En algún rincón de este barrio

Oigo la algarabía que hacen los chiquillos

En el patio del colegio.

Quedan en ellos las esperanzas,

Las ilusiones, los deseos

De que cambien el mundo,

Que hagan un lugar

Más digno para habitar,

Un lugar donde lo primero sea el amor.

Que vuelvan las princesas y dragones

Y los cuentos y leyendas

Que llenen nuestras noches de sueños y

Desaparezcan las pesadillas

De éste cruel monstruo

Del consumo.



III



Todo se evapora

Y desaparece como

Estar en una realidad

Incierta o en una irrealidad

Cierta,

Como una nube o una cita

Empeño mis ojos en tu

Cuenta corriente y suben

Y bajan los intereses

De la epidermis y rojos

Los poros de hielo se

Azulan madre selvas

Y siempre muertas y

Doncellas envían sus

Últimos suspiros a

Un verano que flota

En el espeso aire

Que canta a la derecha

Y a la izquierda de

Ese fatídico dios.

Me evaporo y vuelvo

Al lugar de donde vengo,

La nada.



IV



Se acaba el tiempo

Y sigue la nada

Y el silencio y

El ulular de los

Vientos chocando

Sobre rocas,

Y amanece en la nada

Una memoria esclava

Se evapora y muere

No hay nada, no hay

Aire, agua ni perdón,

Los hombres recogen

Sus inquietudes

Y se descabalga un jinete amorfo

En el espejo de la luna.

Tiempo hacedor, te vas,

Pero sigues.

Yo ya soy ausente

Y olvido.

Luego Nada a la que vuelvo.