Bajo la lluvia
de gotas infinitas
las hojas otoñales
se arremolinan
sopladas por un suave
viento.
Un niño llora
en algún rincón
del mundo;
tan desgarrador
su grito
como el dolor
del que es
victima.
Al calor de una taza de té
me preguntó hasta cuándo
seguiré siendo cómplice
de la barbarie.
3 comentarios:
Nadie sabe cómo se sufre sin vivirlo en sus carnes, buen poema amigo poeta.
Ernesto.
La barbarie tiene tantas caras como seres maltratados. Y lo peor en la vida no es ver a un niño sufriendo. Sobre todo cuando uno tiene hijos y le llega más al alma su dolor. No. Lo peor, lo que más duele, es ver a un niño en condiciones deplorables haciendo sufrir a otro niño más débil que él, o a un animal indefenso. Esa, es la peor situación de todas. Y cuando se vive no se olvida, hasta el punto de que se rompe el mito de la inocencia.
Y ese es el peligro que cooren los niños del mundo, la pérdida de inocencia.
¿Qué es un niño sin ella?
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